Los
últimos días de noviembre de 2013 un alumno nuevo llegó a la escuela con la
finalidad de comenzar sus estudios de nivel primaria.
El proceso de
Alfabetización fue sencillo debido a que el alumno ponía mucho empeño en el
trabajo. Sus ganas por aprender sobrepasaban por mucho las actividades que yo
llevaba programadas, pero aún así trataba de llevarle el ritmo.
Su
historia personal, desafortundamente, estaba plagada de eventos poco agradables
para él. Cuando le pedi que se presentara dijo llamarse Edgar Alexis y que su papà habìa fallecido apenas 14 dìas antes. La cuenta era exacta. Diariamente me recordaba los dìas que llevaba su papà muerto. Supe tambièn que a partir de ese evento lo habìan separado de sus dos hermanas mayores a quienes se llevaron a vivir al estado de Hidalgo.
Procuraba escucharlo pero de inmediato cambiaba el tema de conversación pues
era evidente que le dolía y para ser honesto, yo no sabía como enfrentar esa
situación con él.
La
posibilidad de estudiar se la ofrecieron unos tíos de los que él apenas conocía
el nombre, sin embargo, lo arroparon como a un hijo más y buscaron la opción
más apropiada pues entonces contaba con 12 años y ni siquiera
podía comprobar el primer año de primaria.
Comenzamos
el trabajo y en poco tiempo Edgar Alexis empezó a leer de forma fluída y a
escribir ideas simples. Su entusiasmo siempre lo distinguió por encima de sus
compañeros de grupo que en ese tiempo eran cuatro amas de casa, un jóven
talentoso en el mundo de la informática (que por una extraña razón no había
podido terminar la secundaria en una escuela del sistema escolarizado), un
muchacho que había sido expulsado de un Colegio Privado y un alumno con
adicciones en proceso de rehabilitación. Pronto los primeros alumnos comenzaron
a emigrar y al mismo tiempo se fueron integrando otros muchachos. Edgar Alexis
los vio pasar a todos y estoico fue acreditando los primeros examenes del Nivel
Inicial correspondiente a la Alfabetización.
Su
dedicación lo hizo sobresalir en diferentes situaciones adversas provocadas por
errores cometidos por el personal de INEA en el momento de cargar sus
materiales y calificar sus exámenes. El apoyo de sus tíos, de sus primos y mío,
como responsable del aula, siempre fue incondicional.
Edgar
Alexis acreditó los dos últimos exámenes del Nivel Intermedio, correspondientes
a la Primaria, la semana anterior. Mañana, lunes 13 de julio de 2015, será el
último día que lo tenga en mi aula.
Edgar
Alexis es un muchacho que marcó mi vida docente pues su presencia en el grupo representó
un reto al que yo le había dado la espalda en muchas ocasiones: alfabetizar.
Gracias a eso, me animé y este año logré integrar un grupo de personas en seis
personas en proceso de alfabetización, de las cuales concluyeron
satisfactoriamente cinco. La presencia de este alumno me generó la confianza
necesaria para realizar ese proceso complejo de enseñar a leer y escribir a
otras personas. Su presencia también, motivó que yo tuviera que ingeniarmelas
para realizar actividades que lo mantuvieran cautivo en mi grupo. Afortunadamente
ocurrió durante un año y siete meses, tiempo en el que no faltó en una sola
ocasión a clases y donde evidenció su malestar cuando llegaba la temporada de
vacaciones o días festivos. “No me quiero quedar en casa, quiero venir a la
escuela.”
Pero
los ciclos en la educación son así y el de Edgar Alexis está por concluir
cuando menos en mi escuela. Será raro no tenerlo en mi grupo y no ser
bombardeado con sus incómodaspreguntas. Lo extrañaré.