Ursula K. Le
Guin
El
nombre del mundo es bosque.
Minotauro.
México,
2005.
166
pp.
Athshe
es un planeta verde. Sus extensos bosques son el hogar de millones de seres que
han sido esclavizados por un ejército de hacheros yumanos –nombre dado a los humanos– que han llegado a su mundo con
la finalidad de explotar la madera que se necesita en la Tierra. Pero la naturaleza
destructora de los hombres ha ocasionado la rápida deforestación de una parte
de este planeta, así como la muerte de los seres que lo habitan debido a los
abusos que sufren por parte de los colonizadores.
La
despiadada violación y asesinato de una nativa por parte del capitán Davison,
un hombre sádico y arrogante, motiva al athstiano Selver a incendiar un
campamento de hacheros usando los métodos yumanos aprendidos mientras trabajó
como asistente del antropólogo Raj Lyubov. Tras el incidente se decreta que los
yumanos protegerán la vida de los nativos, esto incluye, dejar de usarlos como
esclavos en los trabajos de tala. Al incumplirse el acuerdo, Selver, a quien su
raza considera un dios debido a sus capacidades sensoriales, organiza un nuevo
ataque contra un segundo campamento en el que mueren cientos de hombres, incluido
Lyubov, su antiguo protector. Los sobrevivientes son encarcelados y orillados a
respetar los acuerdos pactados pero Davison se revela, desobedece las órdenes
de sus superiores y organiza un nuevo ataque contra los crichis. De esta nueva ofensiva no sale bien librado y es capturado
por los nativos. Al darse cuenta que ellos tienen la decisión sobre su vida,
Davison pide clemencia a la usanza athstiana, lo cual es respetado cabalmente
por los crichis que deciden desterrarlo a la zona que fue deforestada por su
raza.
Años
después los humanos abandonan Athshe, prometen que ningún humano regresara en
al menos cinco generaciones y se comprometen a proteger la biodiversidad de ese
planeta. Para entonces, los athstianos han aprendido que se puede matar no solo
a los humanos sino también todo lo que hay a su alrededor, incluidos, los seres
de su misma especie.
“No sé qué es la naturaleza humana. Quizá sea
parte de esa naturaleza humana dejar descripciones de aquello que exterminamos.”
Estas palabras, escritas en 1976, resultan clave en la historia de Ursula K. Le
Guin para hacer reflexionar al lector sobre los ecocidios humanos, mismos que
de no frenarse, llevarán a la destrucción de las especies, el planeta Tierra y
todos aquellos lugares que en el futuro pudieran servir como únicos reductos
para la continuidad de la vida.
Temas de
reflexión en la lectura: amistad, biodiversidad, ecología, lealtad, respeto
por la vida.
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