miércoles, 5 de junio de 2013

Entrega de certificados

El pasado lunes 3 de junio, los alumnos de Educación para Adultos recibieron sus certificados de educación primaria y secundaria, en una ceremonia realizada en el Salón de Cabildo del Ayuntamiento de Naucalpan.

La ceremonia presidida por el Alcalde David Sánchez Guevara y el profesor Simón Mondragón, contó con la presencia de 120 alumnos de los cuales 4 fueron del CEAJA Juan de la Barrera, turno vespertino, y una del CEAJA Generalísimo Morelos.
 
Felicidades a mis alumnos que pudieron alcanzar esta meta.
 
Alumnos de los CEAJA's de Naucalpan.

Mtra. Blanca Margarita Barrios Cruz.
Supervisora Escolar Zona A014.

Amparo García Medrano.
CEAJA Generalísimo Morelos.
Certificado de Primaria.

Christian Paris, Uriel, Filiberto y Diego Alexis.
CEAJA Juan de la Barrera, Turno Vespertino.
Certificados de Secundaria.

Autoridades Municipales y Educativas realizaron la entrega de los certificados.
 

martes, 4 de junio de 2013

El nuevo amor pedagógico & un ExpeRiMientO: instrucciones para construir un caleidoscopio roto

Paso uno. Hágase de un tubo de cartón en el que pueda ingresar dosis generosas de realidad.
 
Son tiempos difíciles para la educación… una vez más. Los círculos del poder, fieles a su naturaleza rapaz, han vuelto a recurrir a los servicios de la suripanta preferida: la puta más cuadrada. La misma que a cambio de componendas y dádivas tiene la misión de seducir las mentes de quienes ya no se conforman con vivir bajo los influjos de la droga de moda en el sexenio pasado sino que ahora se ilusionan con la idea de engrosar las filas de los no vivos y confirmar que este territorio está a unos pasos del colapso total.
 
La suripanta cuadrangular contraataca, y son la educación pública y sus educadores, quienes a fuerza de un documental, decenas de reportajes, cientos de noticias de última hora y sesudas opiniones con tendencia a la desvalorización, se convierten en blanco predilecto. La sentencia es reduccionista: México va al despeñadero por culpa quienes tienen la única misión de educar. Es a esos a quien hay que criminalizar, excluir, erradicar y a los menos aferrados, reencausar a las exigencias de la modernidad.
 
¿Qué está pasando en nuestro país para que un sofisma televisivo (valga la redundancia) sea capaz de enfrentar a una sociedad entera balanceándose en la cuerda floja atada a los extremos de lo bueno y lo malo?
 
¿Qué está pasando en México que la gente ha tomado la decisión de señalar a sus educadores cuando es por todos sabido que el mismo que ha dejado en la orfandad a la educación es quien ahora arenga a todos a mejorarla deshaciéndose de los educadores incómodos?
 
¿Cómo van las cosas en este paraíso, que ya casi ni es país como me dijo apenas unas semanas Gerry—, que muchos han sonreído ante la idea de convertirse en zombies antes que levantar el puño y alzar la voz y sumarse a la solución de esta ecuación llamada México?
 
El panorama no es peor comparado con otras décadas. Sigue siendo el mismo sólo que esta vez se ha adaptado a los nuevos tiempos. Como lo menciona Gerardo Meneses en su texto de apertura: “En ese renglón, la condición existencial del presente parece irreversible y todavía inestimable el derrotero que ha de seguir, sobre todo porque tiene una música de fondo ruidosa y violenta. No sólo es la tecnología lo que está afectando la época, lo hacen también las tensiones con los contextos de incremento del despojo, la dominación, la manipulación mediática, la exclusión, la crisis de sustentabilidad y el exacerbado mercantilismo.”
 
 
Paso dos. Consiga tres espejos e insértelos dentro del tubo de cartón.
 
¿Por qué hacer otro libro de pedagogía, o concretamente, un libro más sobre el amor pedagógico? La respuesta parece obvia: porque si bien es cierto que la pedagogía parece estar sumida en un letargo que la hace navegar sobre una inmensa laguna sin que sople el menor viento y que esto provoque una constante amenaza por desaparecerla a la menor provocación, hay quienes se aferran a seguir haciéndola.
 
Es menester destacar que este nuevo libro no sólo existe gracias al afán de querer hacer pedagogía desde los reductos academicistas sino de hacer pedagogía con sentido y dirección a partir de la sensibilidad, de aportar con pasión y volverse lúdico con el quehacer pedagógico sin perder de vista el terreno en que se mueve. No importan las posiciones, éstas se van calibrando gracias a los reflejos que proyectan los tres espejos necesarios para construir el caleidoscopio.
 
El nuevo amor pedagógico & un ExpeRiMientO, es un caleidoscopio armado pacientemente por Gerardo Meneses Díaz, viejo conocido al que ya le sabemos su adicción al peligro pedagógico, pero construido a partir de las sensibilidades, que con respecto al amor, tienen los autores de cada uno de los textos que, como trocitos de vidrio de muchos colores, van modelando figuras que llevan a otros a interpretar las realidades pedagógicas necesarias para no dejar morir la materia que nos nutre de identidad.
 
Los mosaicos proyectados en esta nueva aventura, aunque perfectamente delineados en sus haceres, no muestran las fronteras de su propósito de inmediato sino que recurren a alguna evocación para desatarse: “me enfrento a la página en blanco e infinidad de imágenes en flashback me regresan a otros tiempos. Tiempos de bienvenidas pero sobre todo, de despedidas. Entonces bien puede caber aquí una palabra: Recuerdo”, sentencia Ernesto Vázquez en la apertura de un texto que me recuerda al pedagogo que está terminando de gestarse y que aún animoso y hambriento busca centrar la identidad de quien anclará pronto su vida a la de la pedagogía. Gracias Ernesto porque con tu texto lograste que me dieran ganas de volver a estudiar pedagogía.
 
Aún más. José Francisco Villatoro reafirma a partir de esas valiosas evocaciones, la forma en que comienza el trayecto de quienes hemos sido tocados por la pedagogía: “un buen tiempo en la escuela superior escuché muchas versiones de una misma canción, la Pedagogía por acá y por allá, y a pesar que mucho verbo tuve que asimilar la ignorancia permeaba en mí, no sabía a ciencia cierta el significado del término que daba nombre a la licenciatura que me había elegido, aunque suene raro ella me eligió no sé decirlo de otro modo.” Este ejercicio del recuerdo plantea el difícil dilema de la identidad del pedagogo y sus implicaciones hacia las realidades a las que tendrá, inevitablemente, que enfrentarse.
 
Otro reflejo recurrente con que nos sorprende este caleidoscopio tiene que ver con la amistad. La importancia de la alteridad juega un papel importante. Meneses lo sabe, de ahí que varios autores enaltezcan la importancia de ser para dejar ser y de ubicarse para situar al que está enfrente en la demostración amorosa que resulta de la significación de la educación. Melchor López es experto vivencial de esta pasión y sirve como (genial-mal) ejemplo  de esta forma de amor pedagógico con el mosaico que representa la experiencia denominada Rostros en la oscuridad. ¿Qué mayor significación contra el poder institucional de la escuela que darle al alumno la posibilidad de convertirse cuando a la vista del poder apenas está aprendiendo?
 
A estos ejemplos de amor su suman las voces de quienes buscan disertar tozudamente en los embrollos de sus concepciones. Así, este espejo, en perfecta angulación dentro del tubo de cartón, es colocado para que Heli Morales, con su Analítica de la amistad; Joan-Carles Mélich, con Ética de la Corporeidad; Ulises Piedras Arteaga, con La experiencia de tu amor; y Adriana G. del Razo, con A propósito del amor pedagógico, nos instalen en una reflexión que lejos de enmarañarse se vuele un manjar que invita a seguir divagando en el interminable y confuso laberinto de las cuatro letras que desde la filosofía y la psicología, abren más caminos para entender, o mejor dicho, seguir no entendiendo el dilema del amor.
 
Hasta aquí vale la pena formular una pregunta: ¿es el nuevo amor pedagógico & un ExpeRiMientO, sólo un mosaico que busca debatir sobre el amor y su influencia en la pedagogía o en el terreno de la pedagogía? No, la respuesta es contundente. Algunos de los textos de este caleidoscopio calibran sin cortapisas la posibilidad de seguir viendo hacia la realidad. Personalmente destaco un par de textos con los que siento afinidad por gracias a mi quehacer pedagógico: La exclusión y la escuela: el apartheid educativo como política  de ocultamiento, de Pablo Gentili; y Cápsulas progresistas. Ideales para el dolor de escuela, Mariano Noradowsky y Daniel Brailovsky. Comienzo por éste último. La realidad en que nos movemos y a la que hacía referencia en la primera parte de esta presentación, nos hace buscar incansablemente opciones para entender nuestros roles dentro de los espacios educativos. Esta búsqueda implica adoptar visiones sobre el alumno, el docente y la escuela, y entender qué le exige la realidad a cada uno de ellos. Actualmente se busca desacralizar la escuela y convertirla un espacio diferente. ¿Qué tan diferente, si muchos de los que claman esta transformación son los mismos que desdeñan las formas efectivas y las tildan de anticuadas, pasadas de moda? La respuesta está en el texto a través de otra pregunta: “¿qué aspectos del “formato escolar”, qué geografías, qué certezas históricas, es aceptable (y razonablemente practicable) comenzar a sacrificar, para poder conservar aquello que define no ya a la escuela sino a la educación?"
 
Por otro lado, el texto de Gentili, me hace morder el anzuelo y pensar sobre los vicios imperantes de nuestra sociedad: la exclusión como práctica recurrente que, hoy más que nunca, se ha filtrado a la escuela. Todo surge a partir de un niño sin zapato al que todos miran con preocupación sin percatarse (o sin querer percatarse) que alrededor hay cientos o miles de descalzos a los que nadie quiere ver. Gentili es enfático: “La selectividad de la mirada cotidiana es implacable: dos pies descalzos no son dos pies descalzos. Uno es un pie que perdió el zapato. El otro es un pie que, simplemente, no existe. Nunca existió ni existirá. Uno es el pie de un niño. El otro es el pie de nadie. La exclusión se normaliza y, al hacerlo, se naturaliza. Desaparece como “problema” para volverse sólo un “dato”. Un dato que, en su trivialidad, nos acostumbra a su presencia. Dato que nos produce una indignación tan efímera como lo es el recuerdo de la estadística que informa el porcentaje de individuos que viven por debajo de la línea de pobreza.”
 
 
Paso tres. Selle ambos extremos del tubo con dos vidrios circulares.
 
El amor es una bestia impar cuya única ambición
es la de huir de toda interrogación.
CARLOS SKLIAR
 
La sensibilidad con la que se conducen gran parte de los autores del nuevo amor pedagógico, sellan perfecto el caleidoscopio de Meneses. Sensibilidad literaria y musical. El infaltable sentimiento de la poesía que muta en blues y los toques mágicos de quienes son dueños del artificio escrito en notas y hecho sonido.  Carlos Skliar, José Cruz (favor de ponerse de pie), Alfonso Guzmán y el mismo Gerardo Meneses, dan el toque al experimiento que resulta del nuevo amor pedagógico.
 
Mención especial merece Verónica Mata con su texto sobre el amor que no es marca ni mandato y en el que logra enviciarnos hasta identificarnos: “Esta era una niña de catorce años que declara su amor. En la declaración, expone que sin éste no quiere vivir, es capaz de morir si el objeto de su amor no está con ella. La misma niña, encuentra en el objeto amoroso un obstáculo: éste la ha abandonado por la tecnología; sin embargo, la niña todo lo perdona, hasta ser simplemente mirada a través de una pantalla, mientras el otro entre tanto y tanto juega, chatea, mira imágenes, escucha música.” Con estas palabras Verónica logra, sin meterse mayores artificios que los de su sensibilidad y sapiencia, trasladarnos nuevamente al debate del amor a través de un sendero que se recorre placentera y armónicamente hasta no dejar duda en la relación entre la juventud y el amor.
 
 
Paso cuatro. Forre el tubo con un papel oscuro.
 
Cómo poder entender al amor si no se habla de sus antítesis: el odio, la violencia, la ya mencionada exclusión y el bullying. Todas esas figuras aparecen también en este caleidoscopio y se posicionan como puntos de apoyo en el entendimiento del amor. Como lo menciona Adrián Eduardo Arano Lazo: “Es cierto que en los últimos años la violencia desmedida acontece en nuestro país, y seguramente las voces que nombran el resquebrajamiento del lazo social, vislumbrando el ocaso de su conexión erótica se han intensificado.”
 
Pero la violencia, concretamente la que se ejerce a través de la red, queda muy bien puntualizada en el texto de la Dra. Luz María Velázquez Reyes, quien es capaz de hacer un retrato de la sociedad actual a través de las prácticas ligadas con las Tecnologías de la Información y Comunicación.
 
 
Paso cinco. Rompa su caleidoscopio.
 
Lo volviste a hacer, Gerardo. El nuevo amor pedagógico no es la tercera parte de una zaga que insiste en instalarse en tus obsesiones pedagógicas. Bueno, podría verse así si se tratara de reconocerte como un necio del quehacer pedagógico, aquí nombrado certeramente amor pedagógico. Pero dejemos la duda al lector para que en su momento busque la respuesta sobre si este nuevo amor pedagógico es o no la continuación del anterior, pues como bien lo mencionas en tu texto El nuevo amor pedagógico. Un experimiento:Podrían decirse muchas cosas (…) Parece tratarse de un laberinto cuyo hilo de Ariadna no es tan claro ni preciso. En cuanto nos adentramos en las páginas y los sonidos de este libro-disco nos asaltan numerosas metáforas, personajes, estilos y posicionamientos, que persuaden e intentan enamorar nuestra atención, a sabiendas de que no hay ninguna garantía en torno a ello.
 
Lo volviste a hacer, Gerry. Nuevamente has dado muestra de tu vocación como pedagogo y como un sujeto que, alteridad mediante, sabe tocar el corazón de los demás a través de la amistad, la hermandad, las letras, la música y hasta un mal vino que nunca deja un mal sabor de boca.
 
No me resta más que agradecerte que una vez más hayas apostado por aquellos que saben encontrar tubitos de cartón y observar universos a través de ellos, pues al final, son ellos, los que escriben pero también los que leen, los que hacen que los mosaicos formados dentro del caleidoscopio que construiste sean nuevamente materia viva para seguir haciendo pedagogía y no dejarla morir.
 
Con cariño blusero…
Héctor Anselmo Ortega
1 de junio de 2013

lunes, 27 de mayo de 2013

El nuevo amor pedagógico & un ExpeRiMiento

El próximo sábado 1 de junio se presenta el libro El nuevo amor pedagógico & un ExpeRiMientO, compilación de textos del Dr. Gerardo Meneses Díaz.

Están todos invitados: FES Aragón, Auditorio A1, 11:00 am.
 
 

domingo, 17 de marzo de 2013

Rock & poemario. Un soundtrack para leer*



Tú sabes de mí,
Estuve en Cananea y en Río Blanco,
Llevaba guante blanco en Tlatelolco
y armas de alto poder
en Acteal y Aguas Blancas
-Gerry Meneses-


Mi precaria biblioteca puede presumir de una extraña clasificación que en sí misma resulta peculiar: libros para leer, libros para ver, libros para oler, libros para leer con una sola mano y libros para  escuchar. Yo mismo no hago mucho caso del orden que suelo dar a mi librero pues si un texto tiene la cualidad de atraparme lo más probable es que me olvide de la forma en que está organizado y reclasifique los ejemplares basado en la última adquisición.

Mi biblioteca también puede presumir de algo más: no hay libros impuestos ni libros de moda, sólo textos con los que suelo relacionarme muy estrechamente, ya sea con los personajes o con los autores con quienes, en muchos casos, tengo la suerte de haber trabado una amistad. Cuando esto ocurre, me gusta hablar sobre esos libros, pensarlos, presumirlos, compartirlos y hasta reseñarlos. Este es un hábito que me ha dejado detractores pues no todos comparten la idea de hablar de un libro escrito por alguien cercano, pero me pregunto: ¿para qué voy a hablar de libros que no me gustan y que no gozan del prodigio de avivar mis sentidos?

Lo anterior me ocurre a menudo con los libros-musicales y como ejemplo puedo mencionar El monstruo de arriba de la cama, de Israel Miranda, el cual mantiene su lugar privilegiado en mi librero desde hace un par de años. También están ahí Provocaré un diluvio, de Arturo J. Flores; Una historia como cualquier otra, de Carlos Aviléz; El diario íntimo de un guacarróquer, de Armando Vega-Gil; La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte; y Flor de capomo, de Paul Medrano, con estos dos ya podrán darse cuenta de mis otros gustos musicales, esos que no siempre me puedo dar el gusto de presumir.

Hace unos meses, mientras gozaba de la plenitud del anonimato feisbukero, supe del nacimiento de un libro-soundtrack escrito por alguien entrañable: Rock & poemario, de Gerry Meneses. Indagué con los cuates y supe que tenía que hacerme de un ejemplar, por lo que un buen día llegué hasta donde podía comprarlo y pagué uno a uno los pesos necesarios para tenerlo entre mis manos.

Fue como cargar a un chamaco que sabes te convertirá en compadre de su papá. Verlo con sus coloritos, entre roquerosos y punquetos, me hizo añorarlo de inmediato. Pensé en Mike Jagger y Sid Vicius, en Led Zeppelín y The who, y siguiendo el instinto salvaje fui directo al índice para descubrir un montón de rolas que era necesario tener en mi teléfono celular (lo siento pero ya no uso iPod). Llegué a casa y antes de quitarme los zapatos prendí la computadora, busqué las canciones y comencé a leer los poemas fondeando cada uno con la música que le daba color.

Las cosquillas haciéndome estragos en la barriga fueron buen indicio. Las evocaciones de las primeras ganas (me refiero a las ganas de roquear), de convertirse en una estrella de rock, “de meterse en los pantalones más ajustados del par que tenemos y acomodarse bien el paquete que ofreceremos a nuestras nenas”, como bien lo acota Israel Miranda, se apoderaron de mí. En cada página me topaba con Dylan, Jagger, Hendrix, Lennon, e incluso, Kurt Cobain. Pero también frente al público, micrófono en mano, estaba Meneses. Gerry para la banda. Gerry el educador en materias tan complejas como la vida.

¿Observas el choque de la marcha de los fantasmas?
¿El disco que repite su estupidez?
¿Los acordes necios de la palabrería?
¿La tesitura del ritmo apagado de abtería?
Todo es un carrusel
Como en una canción de Lennon
Metales redondos derrapan monotonía
Y está bien…
(Whatching the weels)

Gerry y sus evocaciones.

Bragas!
Murió la primera de mis novias sin que volviera a verle.
Ella cantaba Love me two times
Cuando besar era desvelar el mundo.
(I’m the walrus)

Adiós ventanas…
Tus ojos oscuros (mientras te vistes)
Contrastan con la tristeza del tren,
Su estación
Y este cuarto blanco
(White room)

Gerry, el Profesor Políticamente Rebelde

La televisión y sus merolicos son peores que antaño.
No tengo auto y escucho nubes de inutilidades
En el pulpo que finge ser transporte público.
(I can’t get no satisfaction)

El imperio picotea mis corneas
Los gusanos se lamen las botas entre si
Neblina morada estremece mi cerebro
De nubes azulosas,
Ya no necesitamos ser suicidas
Con nuestras tristezas alcanza
Para morir en la rapsodia bohemia.
(Yer blues)

Gerry el Doctor del Rock.

Del minuto uno con veinticuatro segundos,
Al tres cero dos
(como si de versículos bíblicos
Del ritmo se tratara),
Atrapas mi ontología.
(Whole lotta love)

Orgasmo, coito,
Aprendiendo a tocar guitarra.
Ray y su piano ciego
¿Qué dirías? ¿Qué fue lo que dije?
(What i’d say)


Pero Rock & poemario como buen libro long play trae un track oculto, el plus que míticamente le ponían los grupos noventeros a su música en la década del compac disc: Bullying y otras canciones del hartazgo. Un disco que se lee como encore. Lados B de aquellos ensayos que se han ido rezagando en materia de la escuela y cuya preocupación hace de Gerry un  gran crítico del entorno escolar y las nuevas dinámicas trabadas por la violencia.

¿Vale la pena recomendar el Rock & poemario? ¡Claro! Es un libro de larga duración que seguro tiene el prodigio de mover a la gente a ritmo de poesía, violencia y rock.

Experimiento, rock chido con el toque de esos 5 maestros.
 *Texto no leído el 9 de marzo de 2013, en FES Aragón. Casi siempre cometo la osadía de apuñalar lo que preparo con antelación y esta vez no fue la excepción, sólo me dediqué a hablar y hablar.

lunes, 4 de marzo de 2013

Firma del convenio entre SEIEM Y Centro Comunitario Juan de la Barrera.

Este día, el Centro Comunitario Juan de la Barrera, a través del Ayuntamiento de Naucalpan de Juarez, firmó un convenio con SEIEM para impartir educación preparatoria en la modalidad abierta. Participamos en el evento pues muchos de nuestros alumnos, en los próximos meses, engrosarán las filas de la preparatoria.

Estuvieron presentes autoridades educativas del Gobierno del Estado de México y del Ayuntamiento Municipal, profesores y alumnos del Centro Comunitario Juan de la Barrera, así como de los CEAJA's Juan de la Barrera, turnos matutino y vespertino; Generalísimo Morelos, turno matutino; y Olimpiada 68, turno matutino.

Profesores y alumnos del Centro Comunitario.

Durante la firma del convenio.

El compromiso del Presidente Municipal.

El agradecimeitno de los alumnos a las autoridades.
 

jueves, 28 de febrero de 2013

Certificaciones. Febrero de 2013.

El esfuerzo de quienes decidieron retomar el trayecto académico a finales del año pasado, hoy encuentra un reconocimiento con la obtención del documento que certifica la conclusión de la educación primaria o secundaria. ¡Los felicito!

Manuel. Mucho esfuerzo, gran logro.

La entrañable Rebeca. ¡Por fin!

Goyita. Avanza rápido en el logro de sus metas.