domingo, 12 de julio de 2015

Un alumno consentido



Los últimos días de noviembre de 2013 un alumno nuevo llegó a la escuela con la finalidad de comenzar sus estudios de nivel primaria.

El proceso de Alfabetización fue sencillo debido a que el alumno ponía mucho empeño en el trabajo. Sus ganas por aprender sobrepasaban por mucho las actividades que yo llevaba programadas, pero aún así trataba de llevarle el ritmo.

Su historia personal, desafortundamente, estaba plagada de eventos poco agradables para él. Cuando le pedi que se presentara dijo llamarse Edgar Alexis y que su papà habìa fallecido apenas 14 dìas antes. La cuenta era exacta. Diariamente me recordaba los dìas que llevaba su papà muerto. Supe tambièn que a partir de ese evento lo habìan separado de sus dos hermanas mayores a quienes se llevaron a vivir al estado de Hidalgo. Procuraba escucharlo pero de inmediato cambiaba el tema de conversación pues era evidente que le dolía y para ser honesto, yo no sabía como enfrentar esa situación con él.


La posibilidad de estudiar se la ofrecieron unos tíos de los que él apenas conocía el nombre, sin embargo, lo arroparon como a un hijo más y buscaron la opción más apropiada pues entonces contaba con 12 años y ni siquiera podía comprobar el primer año de primaria.

Comenzamos el trabajo y en poco tiempo Edgar Alexis empezó a leer de forma fluída y a escribir ideas simples. Su entusiasmo siempre lo distinguió por encima de sus compañeros de grupo que en ese tiempo eran cuatro amas de casa, un jóven talentoso en el mundo de la informática (que por una extraña razón no había podido terminar la secundaria en una escuela del sistema escolarizado), un muchacho que había sido expulsado de un Colegio Privado y un alumno con adicciones en proceso de rehabilitación. Pronto los primeros alumnos comenzaron a emigrar y al mismo tiempo se fueron integrando otros muchachos. Edgar Alexis los vio pasar a todos y estoico fue acreditando los primeros examenes del Nivel Inicial correspondiente a la Alfabetización.

Su dedicación lo hizo sobresalir en diferentes situaciones adversas provocadas por errores cometidos por el personal de INEA en el momento de cargar sus materiales y calificar sus exámenes. El apoyo de sus tíos, de sus primos y mío, como responsable del aula, siempre fue incondicional.


Edgar Alexis acreditó los dos últimos exámenes del Nivel Intermedio, correspondientes a la Primaria, la semana anterior. Mañana, lunes 13 de julio de 2015, será el último día que lo tenga en mi aula.

Edgar Alexis es un muchacho que marcó mi vida docente pues su presencia en el grupo representó un reto al que yo le había dado la espalda en muchas ocasiones: alfabetizar. Gracias a eso, me animé y este año logré integrar un grupo de personas en seis personas en proceso de alfabetización, de las cuales concluyeron satisfactoriamente cinco. La presencia de este alumno me generó la confianza necesaria para realizar ese proceso complejo de enseñar a leer y escribir a otras personas. Su presencia también, motivó que yo tuviera que ingeniarmelas para realizar actividades que lo mantuvieran cautivo en mi grupo. Afortunadamente ocurrió durante un año y siete meses, tiempo en el que no faltó en una sola ocasión a clases y donde evidenció su malestar cuando llegaba la temporada de vacaciones o días festivos. “No me quiero quedar en casa, quiero venir a la escuela.”

Pero los ciclos en la educación son así y el de Edgar Alexis está por concluir cuando menos en mi escuela. Será raro no tenerlo en mi grupo y no ser bombardeado con sus incómodaspreguntas. Lo extrañaré.