lunes, 12 de diciembre de 2011

Lecciones de vida.

Brandon es un alumno como cualquier otro aunque suele destacarse por dos cosas: una sonrisa que lo vuelve dueño de un carisma inigualable y la madurez con la sabe enfrentar la vida a pesar de su corta edad.

Es miércoles y como cada semana, Brandon y yo nos encontramos en la sala de cómputo. Cuando sus compañeros se retiran al salón, él espera paciente la llegada de su abuela. Mientras tanto, me comparte las lecciones que ha aprendido desde que nació: recuerda a su abuelo, a quien siempre vio como un padre y al que perdió hace apenas unos meses; me hace saber que él es una de las personas a quien más admira y siempre llevará en su corazón. Mientras habla de su abuelo lo hace de forma fluída y evita que se rompa su voz aunque sus ojos delaten lo que siente por dentro. También me comparte su cercanía con Cristo y la fortaleza que ha sentido desde que lo conoció. Me habla de su madre, de su abuela y de su hermana, y cuando lo hace adopta una postura que lo proyecta como un niño más fuerte, incluso, su tono de voz se modifica cuando me revela los planes que tiene para el futuro. Quiere estudiar medicina y ayudar a otros niños como él. También me platica de los motivos que lo llevaron hasta este colegio y sólo entonces su voz parece perder la fuerza que había mostrado. Brandon me platica de un niño que le hacía la vida imposible en la escuela donde iba: "se burlaba de mí y me decía un montón de cosas feas. Yo me aguantaba pero lo peor es que nadie me defendia. Por eso ahora estoy muy contento de estar aquí porque mis compañeros me han aceptado como soy, sin burlarse."

Sin que yo se lo sugiera siquiera, Brandon habla de lo inevitable: "tengo osteogénesis imperfecta... es una enfermedad que me heredó mi madre y en la que los niños son frágiles. Los niños que tienen esta enfermedad se lastiman de pies y manos porque no lograron desarrollarse como es debido." La lección sobre su enfermedad me deja boquiabierto. Al final me enseña una pulsera donde vienen la información de su enfermedad. Él ha aprendido a moverse en un mundo tosco que no está preparado para tratarlo con sutileza. Me comparte que sus huesos son tan débiles que hace un tiempo su propia madre lo lastimó mientras intentaba acomodarlo dentro de un taxi. "No fue intencional pero como mi mamá tiene la misma enfermedad cayó encima de mí y me lastimó." Lamenta que por ese incidente tuvieran que regresarse al hospital y hacer que su abuela gastara de más.
El chico se muestra sensible mientras habla de los gastos que genera su enfermedad pero al mismo tiempo se muestra positivo al vislumbrar su futuro. Sabe que no será fácil pues desde que su abuelo falleció hay muchas limitaciones porque él era la cabeza de su hogar. Me sorprende la forma en que logra construir cada enunciado, hay algo que lo transforma y lo convierte en un muchacho adelantado a su edad.

Su abuela llega puntual y sonríe al verlo charlar conmigo. Brandon parece feliz. La señora lo envuelve en un rebozo y lo lleva en brazos a la salida. Brandon se despide y amenaza con regresar la siguiente semana a mi clase. "Ahora sí haré la tarea."

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